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martes, 31 de enero de 2017

El presunto maltratador, esta mañana, al final del juicio ante la Audiencia Provincial / Clara Manzano

Acusa a su pareja de destrozarle el bazo de una paliza en Herencia

Una presunta víctima de violencia de género de Herencia ratificó este martes ante la Audiencia Provincial que su compañero sentimental y padre de su hijo le propinó una brutal paliza, que la mantuvo 120 días de baja y cerca de la muerte.


La mujer, que desde entonces no convive con su presunto agresor, 
perdió el bazo y sufrió varias fracturas (en las costillas), además de laceraciones y hematomas en el tórax, según acredita el informe forense, principal prueba contra el acusado Raúl M.B.G.M., de 39 años, que lo niega todo.


“Nunca le he pegado, aunque he tenido problemas con el alcohol y las drogas nunca en la vida me ha dado por agredirla ni insultarla”, insistió el acusado al final de juicio. Se enfrenta a una petición de condena de seis años, por parte de la acusación particular que ejerce su ex, y de cinco de la fiscalía.

Ambas acusaciones lo consideran autor de un delito de lesiones con la agravante de parentesco y reclaman 15.800 y 39.600 euros respectivamente como indemnización por las secuelas (le ha quedado una cicatriz quirúrgica que va del tórax al pubis).


“Mi defendida, que estuvo ocho días hospitalizada y 120 de baja, perdió su empleo”, alega su abogada María Dolores Muñoz, que cree que en el caso concurre otra agravante más: “la agresión la presenció su hijo de tres años, algo en lo que no ha entrado el fiscal pero que nosotros consideramos relevante”.


La defensa mantiene la petición de libre absolución porque considera que no se ha probado que las lesiones, que obligaron a ingresar a la mujer tres días después de la supuesta agresión, se las infringiera él. Tampoco hay testigos, más que las declaraciones contradictorias de ambos. El letrado se aferra además al hecho de que la mujer, que la  noche de la supuesta paliza fue a la Guardia Civil a denunciar, no quiso declarar dos días después en el juzgado.


“Le vino grande toda esta situación, pero no hay contradicciones”, mantiene su abogada.


Ocurrió un sábado 9 de agosto de 2014, entre las siete y las nueve de la tarde. Esa misma noche, dolorida, la presunta víctima cogió a su hijo y se fue al cuartel de la Guardia Civil a denunciar. Hasta allí se trasladó un equipo médico que en un primer examen no apreció lesiones graves, y le dio el alta (se fue a casa de su hermana), mientras que el varón se quedó detenido.


El lunes, citada en el juzgado para declarar en un juicio de faltas, no lo hizo, “estaba malísima”, explicó su abogada, pero al día siguiente, 12 de agosto, “sufrió un síncope”, se puso malísima e ingresó en el Hospital La Mancha Centro de Alcázar como por las molestias de la agresión. Nuevas pruebas determinaron que tenía el 
bazo roto y hubo que operarla de urgencia.

La defensa entiende que en los tres días que pasaron desde la supuesta paliza hasta el ingreso, la mujer se pudo caer, algo que descartan la acusaciones.


El acusado, que está en libertad, tiene una orden de alejamiento respecto de su expareja, aunque se le permite ver periódicamente a su  hijo

 

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