MEMBRILLA

MEMBRILLA: LA PLAZA  DEL AZAFRANAL  Y SU TORRE DEL RELOJ.

Se dice que cada lugar, sitio o ciudad acoge signos que lo singularizan y lo hacen diferente. Paris y su Torre Eiffel;  el Coliseo Romano y el Vaticano en Roma; las Pirámides de Egipto; la Giralda en Sevilla, etc.
Los de Membrilla se sienten (nos sentimos)  orgullosos de La Torre del Reloj por su sencillez extrema, construida de tapial, que corona con intrepidez la Plaza del Azafranal, que es todo un símbolo de la población, ya que en  esta Plaza y ante este sobrio y apreciado edificio es donde se llevan a cabo las más grandes celebraciones,  los más importantes actos,  donde se toman las más trascendentales decisiones.
Actos festivos, lúdicos, religiosos, sociales, culturales y recreativos, todos tienen cita obligada  con la Plaza del Azafranal.
Es paso ineludible de todas y cada una de las bodas que se celebran en la villa y hasta su Virgen del Espino, Patrona del lugar, la pasea cada año, radiante y enamorada  cuando baja desde el cerro-ermita,  donde tiene su morada, para celebrar sus Desposorios con el joven José.
Y cada año, a los de Membrilla, en primavera, como  acto sublime de la Semana de Pasión, Cristo se les muere en esta Plaza, con muerte vertical, y un gran desasosiego angustioso impregna el ambiente mañanero y se adentra en los corazones de un pueblo volcado con su tradición y religiosidad, hasta que transcurridos tres días, ese mismo Cristo, resurge Resucitado de su sepulcro, también en este mismo recinto,  para abrazar a su Madre entre aplausos, músicas  y suelta de palomas;  y desde ese instante  deja de ser Madre de la Soledad y la Amargura para ser Madre de la Alegría y de la Esperanza. Y todo con la atenta mirada de la Torre, testigo mudo de estos enternecedores aconteceres.
Una Plaza que ha gozado de muy diferentes denominaciones como indica Enrique Jiménez en un curioso escrito.
Se "bautizo" con este nombre el 30 de abril de 1985, tras haberse denominado anteriormente Plazuela de los Trinitarios o Plaza del Convento, como se la conocía en el Siglo XVII. También recibió el nombre de Castelar y después de la contienda civil, Plaza del Generalísimo.
Albergó edificios importantes como la Casa de la Encomienda, el Convento de los Trinitarios, el Casino Manchego Liberal o el mercado de abastos municipal.
En 1926 se realizó una ampliación y reforma.
En 1933 tenía 2 viviendas con puerta a la Plaza y 6 vecinos, dos casinos y una fábrica de gaseosas denominada "La legitima". En 1959 se colocó una fuente que se cambió en 2010 tras peatonalizarla.
El 16 de julio de 1974 se inauguró por el Excmo. Sr. Don León Herrera y Esteban, que llegó a ser Ministro de Información y Turismo, un monumento a Lope de Vega en recuerdo de la obra teatral "El galán de la Membrilla".
Fue en 1915 cuando tras la adquisición de una casa en la entonces denominada Plaza de Castelar, se construyó la Torre del Reloj. El maestro albañil fue Blas Márquez García y el costo total de la obra alcanzó la cifra de 1.200 pesetas, según consta en el presupuesto aprobado en su día por el Ayuntamiento. La instalación del reloj corrió a cargo de la Relojería Canseco de Madrid.
Pero el paso del tiempo fue haciendo mella en nuestra singular Torre y comenzaron a mostrarse, no sin cierto recato,  sus primeras arrugas que poco a poco calaran en su blanca carne curtida por las inclemencias de las estaciones.
Hubo que tomar una decisión, medida que  por dolorosa que fue no dejo de ser obligada y necesaria y en los primeros días del mes de Junio de 2002, hombres y maquinas hermanados en ingrata tarea comenzaron a demoler este símbolo de Membrilla.
¡Cuántos recuerdos! ¡Cuántos momentos en tu sombra y cobijo! ¡Cuántas miradas!.
Hoy una Torre de idénticas características luce en su lugar. Solo se ha ganado un poco en su altura para que destaque de las edificaciones cercanas,… o quizá por la jactancia  del político de tuno.