Ha tenido que llegar un coronavirus para apagar el bullicio de los cofrades más pequeños en la mañana del Domingo de Ramos en Membrilla. A pesar de llevar pocos años vigente, la Procesión de las Palmas ya se había consolidado como la “procesión de los niños” en la localidad, siendo los cofrades más pequeños de las hermandades los verdaderos protagonistas del desfile procesional. Tras la bendición de los ramos de olivo y las palmas en la ermita de san Mateo, los pequeños desfilaban enmarcados por centenares de vecinos portando palmas, acompañando a la representación de Jesús y su cuerpo apostólico camino del templo parroquial para vivir la Eucaristía del Domingo de Ramos.
Este domingo, sin embargo, las calles aparecían vacías y el canto de los pájaros sustituía a las marchas procesionales propias de la ocasión. Los pequeños, confinados en sus domicilios, tuvieron que contentarse con elaborar curiosas y divertidas palmas caseras, mientras que las familias seguían en streaming la misa dominical oficiada en la parroquia por Raúl López de Toro. Tampoco hubo bendición de las palmas en san Mateo: En los primeros compases de la Euaristía, el párroco procedió a la bendición simbólica de unos ramos de olivo colocados en el altar mayor.
El propio párroco subrayaba que esta iba a ser una Semana Santa inolvidable, recordada por los niños como aquella en la que por primera vez en muchos años las procesiones no se pudieron hacer y tuvimos que verlas por televisión o internet. Sin embargo, destacó este momento como una “oportunidad nueva de poder profundizar en el misterio de la Pasión, con la fe que nos debe iluminar los momentos duros que estamos pasando.” El párroco relató como nosotros, “por un minúsculo virus, no podemos salir de casa, pero Jesús puede entrar en nuestros hogares cristianos. No podemos salir a ver las procesiones, pero Jesús sí puede entrar en nuestros corazones.” Por esta razón, López de Toro nos invitaba a vivir una Semana Santa más intensa, más contemplativa, no limitada solo a ver los pasos, sino de ver a Jesús por dentro, a contemplarlo, hacer nuestros sus sentimientos y los del resto de protagonistas de la Pasión. Volvió a los niños recordando que “para encontrar a Dios es necesario ver con el corazón, y tenemos que aprender a ver con un corazón de niño, de joven, al que los prejuicios no obstaculicen y los intereses no deslumbren.” Invitó a la contemplación de la agonía de Jesús traída a nuestros días, porque en su interpelación al padre (¡Dios mío, porqué me has abandonado?) cómo no ver también el eco de mucha gente que está sufriendo en hospitales, residencias, aislados en casas… Cerrando su mensaje con un mensaje de aliento: “Mantengámonos con fuerza y con esperanza en la alegría de saber que Dios nos ama aun en esta situación, aun en este sufrimiento, aun en esta cruz y en este dolor.” La misa del Domingo de Ramos concluía con la lectura del saluda del presidente de la Junta de Hermandades y Cofradías de la Semana Santa de Membrilla y con una invitación del párroco a engalanar los balcones, a ser posible añadiendo algún galón de luto en recuerdo de los fallecidos en esta epidemia. El domingo se cerraba sin otro de sus actos más tradicionales: el Concierto Sacro que en la tarde noche debía interpretar la Banda de Música Virgen del Espino.
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