La Encomienda, Siglo XIV.-
En las dependencias del Castillo del Tocón la capilla hizo inicialmente las veces de Iglesia Parroquial. En ella se veneraban las imágenes de Santiago y de la Virgen del Espino. Con el tiempo, la población fue aumentando progresivamente y la presión demográfica obligó a sus habitantes a construir fuera del Castillo; así fue surgiendo el actual núcleo urbano de Membrilla, localizado sobre un asentamiento anterior (visigodo) o levantado rápidamente de nueva planta, que fue articulándose en torno a la Iglesia Parroquial medieval.
En el siglo XIV se fecha el primer documento que hace mención a la encomienda de Membrilla, por aquel entonces, y desde finales de este siglo, la localidad se encontraba inmersa en un amplio fenómeno de explosión demográfica que a finales del siglo XV convirtió a este pueblo en el sitio más poblado del Campo de Montiel. Parejo a este desarrollo llegaron lógicamente otros de índole económica, artística, urbanística, y la ubicación en los mapas de la época como lugar de importancia, por el que el día 7 de julio de 1477 pasara la reina Isabel "La Católica" en vida, y por donde volvería a pasar en 1504, esta vez muerta.
La encomienda de Membrilla, en la que "hay una barrera de tapia y después la puerta principal. Sobre ella una torre de mampostería almenada. En el interior; la iglesia de Nuestra Señora, al otro lado una caballeriza con treinta y dos pesebres de piedra, yeso y de madera" empieza a crecer a menor ritmo que las poblaciones de su comarca cuando los maestrazgos pasan a manos de la corona y por tanto, los maestres y las organizaciones de las Ordenes Militares afrontan el declive de su pujanza.
En 1535 se realizó una visita oficial a la encomienda, en la que se constató el estado de abandono, por ruina, que afectaba al castillo de El Tocón, hasta el punto que el comendador y el alcalde lo habían dejado para instalarse en el núcleo de la población. Aún se mantenía un alto nivel social que quedaba reflejado en el gran número hijosdalgo y caballeros de cuantía, que vivían en la villa, sólo superado por Villanueva de los Infantes.
A finales del siglo XVI, las "relaciones de Felipe II" hacen una radiografía de sumo interés de esta localidad”. Decimos que esta dicha villa está poblada en tierra llana y fría y enferma de piedra y piernas es tierra muy rasa.",”. El trato y granjería de esta villa es de labranza de pan y vino y algunos ganados menudos y mayores que se crían". Si bien se contaba por entonces con casi cuarenta mil cabezas de ganado, entre todas las especies criadas, y sus vinos eran exportados por toda la comarca, llegando incluso a Madrid, era deficitaria en aceite, pescado y madera. Los vecinos se autodefinen como pobres, prácticamente dependientes del campo y de los animales que crían, no existiendo en la localidad más que unas pocas tiendas de mercerías y paños, y resaltaban la buena calidad de las tinajas de barro que fabricaban. También quedó grabada para la posteridad en este importantísimo documento, la devoción que los membrillates sentían por su patrona, la Virgen del Espino "Nuestra Señora".
La expulsión de España de los moriscos, 1610, asestó un fuerte golpe a esta comunidad, que perdió de un plumazo ochenta familias vecinas, más de la décima parte de su población total. Algo se debió sentir morir en el corazón de los membrillates que con el paso de los años fueron testigos de cómo desaparecía físicamente el Castillo, quedando solamente levantados en su lugar originalmente el interior del fuerte, la Ermita de la Virgen del Espino. La pérdida de todo el valor estratégico de la Plaza hizo que El Tocón sólo fuera jalonado por las descripciones de los sucesivos personajes históricos que visitaron Membrilla, dejando constancia de su ruina una y otra vez, pero sin hacer nada para enmendarla.
Entre estos ilustres personajes históricos, podemos citar a Felipe IV que visitó el lugar en 1624 o a Cosme de Médicis, mecenas y Gran Duque de Toscaza, que hizo lo propio en 1668.
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