Un sacerdote estaba tan nervioso en su primer sermón que casi no consiguió hablar.
El segundo domingo le preguntó al señor Arzobispo cómo podía relajarse y éste le sugirió:
_"Padre Juan: La próxima vez, coloque unas gotitas de vodka en el Cáliz y verá usted cómo va a estar más relajado"_.
El domingo siguiente el sacerdote aplicó la sugerencia y en efecto, se sintió muy bien. Terminada la Misa, regresó a la sacristía pero encontró una nota que decía:
"Querido Padre Juan: La próxima vez, coloque unas gotas de vodka en el agua y no unas gotas de agua en el vodka. Igualmente me permito hacerle algunas observaciones para que no se repita lo de hoy:
-No hay necesidad de poner rodajas de limón en el borde al cáliz.
-Existen 10 mandamientos y no 20.
-Los apóstoles eran 12 y no 7 y ninguno era enanito.
-María Magdalena era una prostituta redimida, no "una puta redomada".
-La carta de San Pablo es a los Hebreos, no a 'los ebrios' y la 2ª Carta fue a los Romanos, no a la Ramona.
-El Padrenuestro se debe rezar alzando las manos al cielo, no haciendo "la ola".
-La iniciativa de animar al público para cantar y bailar fue buena, pero hacer el trenecito por la iglesia, ¡NO!
-La caseta del lado del altar es el confesionario, no el baño.
-Y por último, lo más importante, aquél sentado en el rincón, al cual se refería usted como "La travesti geriátrica con faldita de puntillas"... era yo.
Atte: El Arzobispo.
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