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domingo, 29 de abril de 2018

MEMBRILLA

El Campo de Montiel no te propone un punto de llegada, un lugar al que ir como destino turístico a pasar unos días; puede ser eso (de hecho, cada año nos visitan miles de turistas), pero es mucho más, porque el Campo de Montiel es un punto de partida en una encrucijada de caminos y de historias por recorrer y por contar; un lugar de contemplación orientada hacia la acción, la oportunidad de empezar siempre de nuevo. Así lo entendió el más grande escritor en lengua castellana, don Miguel de Cervantes Saavedra, cuando hizo salir a nuestro Quijote de su aldea al alborear de tal día como hoy, un viernes de julio de mil quinientos y pico, renegando de las certezas comúnmente aceptadas de su estamento; abandonando la olla, las calzas y los pantuflos; dejando atrás los límites de su hacienda y volviendo a cabalgar, como sus antepasados, la tierra inexplorada que está en el origen de toda nobleza, renegando de la hidalguía de su abolengo, instalada en la autocomplacencia, aún a riesgo de parecer loco, para vivir la verdadera caballerosidad sobre la tierra más prosaica que pudiera imaginarse.

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Porque si es universalmente conocido que el caballero andante don Quijote era de La Mancha, una región esteparia y pobre, aunque su trigo sea el mejor de España y sus caminos sean llanos y sus pueblos hermosos y grandes, lo que pocos saben, o si sabían, no han querido recordar por sus avellanadas intenciones, es que la aldea innombrada de La Mancha, cuna de don Quijote, pertenece a nuestro Campo de Montiel,una de las comarcas más pobres entre las pobres comarcas manchegas, tierra que inspira esta web y, antes, a Cervantes, sus inmortales personajes.

En efecto, hasta cinco veces, menciona Cervantes al Campo de Montiel como escenario de las aventuras de su caballero de triste figura, como podemos observar en las imágenes adjuntas.

Esta verdad, que el Campo de Montiel es punto de partida y escenario primero de las aventuras del Quijote, olvidada u omitida por muchos durante cuatro siglos, comienza a resplandecer en estos últimos años gracias a trabajos académicos como los de Rafael Peralta Maroto, Justiniano Rodríguez Castillo, María Ángeles Díaz Muñoz, Francisco Parra Luna y Manuel Fernández Nieto, entre otros. Ellos han escrutado el texto del Quijote, recorrido nuestros caminos en busca de vestigios cervantinos, trazado rutas, calculado distancias y tiempos para formular hipótesis científicas que no han podido ser refutadas hasta la fecha.

Albaladejo, Alcubillas, Alhambra, Almedina, Carrizosa, Castellar de Santiago, Cózar, Fuenllana, Membrilla, Montiel, Ossa de Montiel, Puebla del Príncipe, Ruidera, San Carlos del Valle, Santa Cruz de los Cáñamos, La Solana, Terrinches, Torre de Juan Abad, Torrenueva, Villahermosa, Villamanrique, Villanueva de la Fuente y Villanueva de los Infantes, 23 villas y aldeas pertenecientes al Campo de Montiel Histórico, de cualquiera de las cuales pudo salir el Quijote y Sancho Panza, si nos atenemos a la literalidad del texto de Cervantes, y que don Miguel no quiso señalar puntualmente, "por dejar que todas las villas y lugares de la Mancha contendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo".

Pero ¿qué vio Cervantes en esta tierra para imaginar sobre ella a don Quijote? ¿De La Mancha y de Campo de Montiel podría salir algo bueno? Por qué el Campo de Montiel y no Italia, Andalucía, Valladolid, Levante o Argel, tierras suficientemente conocidas por el autor y con abundante tradición literaria de personajes míticos. La respuesta a esta pregunta nos la da la figura misma don Quijote la Mancha, el más radical arquetipo del antihéroe o del héroe del fracaso de toda la literatura universal. Cómo habría de ser creíble don Quijote cabalgando en la bizantina Trípoli, en la berberisca Orán o en la cosmopolita Sevilla. Por eso, Jorge Luis Borges, dice de Cervantes que "en mansa burla de sí mismo, ideó un hombre crédulo que, perturbado por la lectura de maravillas, dio en buscar proezas y encantamientos en lugares prosaicos que se llamaban El Toboso o Montiel".

Sí, prosaicas eran las vidas de Alonso Quijano y de Sancho Panza y prosaica la tierra roja del Campo de Montiel que pisaban, hasta que detuvo la vista sobre ellas Cervantes y las penetró hasta separar de la ganga de estereotipos el diamante que contenían. Esto es lo que te proponemos pues en esta página web: la contemplación de esta tierra y de estos personajes imaginarios o reales como espejo que reflejan una imagen mejorada de ti mismo, un buen lugar de La Mancha donde gritar TIERRA A LA VISTA y lanzarse al agua de la aventuras cotidianas que nos propone la vida, por prosaicas que parezcan, desde del alba al anochecer.

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