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Un perro requiere asistencia en Manzanares después de comer un cebo con alfileres
Los cebos de carne con anzuelos y alfileres que han aparecido en las calles de Manzanares ya han producido la primera víctima: un perro schnauzer, de mediana estatura, que paseaba por la calle Obispo Carrascosa. El diario Lanza informó la semana pasada de la aparición de estos cebos en los alrededores del río Azuer, en las cercanías de la urbanización conocida como Isla Verde, tras el revuelo que causaron en las redes sociales unos trozos de salchichón con anzuelos triples que encontró una vecina de la zona. Después, otros también han localizado salchichas y trozos de jamón con alfileres en el entorno de San Antón.
El veterinario responsable de la clínica Albéitar confirmó que el martes por la tarde trató a un perro que había ingerido trozos de salchichón con alfileres. Agustín Sánchez-Gil indicó que "la dueña detectó que su perro había comido algo del suelo y al inspeccionarlo cayeron dos alfileres de la boca". Además, en la zona había otros dos trozos de carne con alfileres.
La asistencia veterinaria fue muy rápida. Agustín Sánchez Gil contó que lo primero que hicieron fue hacer vomitar al perro, y encontraron otro alfiler, y después le realizaron una radiografía para comprobar que no había ningún cuerpo extraño más en su estómago. Ahora, el perro está perfecto y come bien.
Por su parte, el Ayuntamiento de Manzanares confirmó ayer en nota de prensa que los cebos de carne con anzuelos y alfileres habían producido ya "importantes daños en animales de compañía". Asimismo, los responsables de Seguridad y Sanidad, Miguel Ramírez y Juan López de Pablo, corroboraron la aparición de estas "trampas", que en principio podrían tratar de causar daños graves a perros y otros animales domésticos y de compañía.
Desde la clínica Albéitar señalaron que estos cebos pueden producir la muerte del animal que los ingiera al perforar el aparato digestivo. La recomendación es clara: "hay que llevar a los perros atados en corto y estar muy pendientes de lo que coman; por lo que nada de cadenas extensibles". En último extremo, el bozal impide cualquier tipo de riesgo, y en caso de sospecha hay que acudir inmediatamente a un veterinario.
La Policía Local y la Guardia Civil, a través del Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona), recuerdan que colocar estos cebos en la calle implica un delito tipificado en el Código Penal, que "puede acarrear condenas de prisión e inhabilitación laboral, además de multas e indemnizaciones" por el daño causado a los animales. Asimismo, las Concejalías de Seguridad y Sanidad piden "máxima colaboración ciudadana" para detectar a los culpables.
Los veterinarios confirman que ha habido episodios similares muy espaciados en el tiempo en diferentes zonas de la ciudad, pero nunca de manera tan continuada.
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