Ciegos y sin explicaciones.
Se operaron por desprendimiento de retina y han perdido la visión. La causa, un producto quirúrgico tóxico, el perfluoroctano (comercializado como Ala Octa). Cincuenta y siete son, de momento, los reconocidos oficialmente, pero la cifra de afectados en España podría alcanzar el centenar. Los que ya saben qué les ocurrió reprochan a los servicios públicos de salud que no les informen y que tardaran meses en dar la alerta. Mientras en Aragón se desechó, el producto en mal estado se siguió usando durante meses en quirófanos del resto de España, causando daños irreversibles y evitables
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