Preocupada hasta soñaba con el ratoncito
y mi papá encontró uno de ellos muerto...
No sé si se trataba de mi amigo
o de su hijo eran mis cachorritas las meras culpables...
Yo me rascaba la cabeza
por la invasión desmesurado abuso de los ratoncitos...
Pues compró un veneno como arroz de color rosa
y todo aparecía pintado...
Y los pobres con que gusto comían...
una bolsa de aquello...
no duraba me dolía el corazón
pero no tenía caso yo que nada mataba,
solo moscas atrapaba
Y una mañana me asusté,
abrí un cajón él cruzó como un rayo,
también asustado reaccioné
y espantada lo agarré con un palo las rodillas
me temblaban y el corazón agitado
¿Era Yo misma? Matando un pobre ratoncito
no les exagero amigas, pensé desmayarme
Ya no quiero entablar mas conversaciones
¡No tengo corazón para matar los ratoncitos!
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