LA SOLEDAD Y LA VEJEZ QUE MALA SON LAS DOS

Otras de la vivencias centrales que se hace mas patente en la Navidad es la soledad. Cuando los viejos han de pasarla aislados de su familia. Bien porque ya no tienen vinculos estrechos o por el escaso interés de lejanos parientes que aun podrían hacerles participes de esta celebración. Los mayores a menudo se distancian (o los distancian) de su familia, aunque habiten en el mismo hogar,. Una soledad a veces obligada, y , otras , buscada. En real que para algunas personas, los viejos son una molestias, o peor aun; un estorbo. De ahí que, cada vez mas, los mayores se encuentran alejados de sus familias y llevados a residencias porque dicen, "allí los cuidaran mejor". Por las razones antes apuntadas, muchas veces les privamos incluso, en la Navidad (¡una vez al año!) de esa ración de cariño que necesitan diariamente . Navidad parece que brinda  la oportunidad de ponernos en contacto con lo mejor de nosotros mismo  (dar , acoger, compartir, sentir), Pero no siempre es así. Por falta de tiempo, exceso de trabajo, desamor, u otros problemas de cualquier índole, algunos dejan pasar
esta ocasión. Cuando uno tiene noticias  de estos casos se pregunta que motivo irrazonablemente humano puede existir para privarles de este  goce, al menos , una vez al año . ¿Les dedicamos esa mínima atención a los que nos dieron la vida y que solo nos están precediendo en esta carrera de la existencia? ¿Pensamos en lo que significa a esas edades empezar una nueva vida con personas des conocidas en una residencia? Infortunadamente, gran parte de la gente mayor tiene la inteligencia y la flexibilidad suficientes para adaptarse a los cambios y ser capaces de sorprendernos con una sobrevivencia alimentada por nuevas amistades, o incluso con uniones sentimentales harto longevas, surgirdas del nuevo entorno residencial.