Miro tu faz curtida por el viento,
Y el frió penetrante que cala hasta los huesos
Los reflejos destellantes de son en tus sienes plateadas,
Donde el tiempo ha marcado su huella implacable.
Percibo a flor de piel tus nobles sentimientos
Tu hambre de lucha y tu sed de justicia
La ilusión que despide tu ser generoso
Mientras mantienen la mirada sobre nuevos horizontes.
Cabalgas sin descanso a la alborada
En busca de misiones incumplidas
Errante en la llanura de la Mancha
A lomos de tu rocín de metal.
Batallas resuelto contra gigantes de hierro y hormigón
Cual molinos de viento, de aspas enfurecidas
Con tu martillo en la mano, cual lanza de fino acero
Y embutidos en tu casco, cual yelmo de Mambrino.
Contagias tu esperanza y tu cuerda locura
Tus grandes fantasías y los sueños imposibles
Incitándote a emprender tal altos vuelos
Aun sin despegar los los de la tierra.
Te siento yo, quijote enamorado
De esta insigne tierra castellana
Hidalgo, y siempre noble caballero,
En busca de tu dama enamorada.
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